JEHU

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AT THE END--

martes, 16 de septiembre de 2008

OLVIDO NO ES PERDON (Acerca del conflicto interno que vivió el Perú en el periodo 1980-2000)



¡Y una sola muerte era demasiado!

Y sin embargo se quiso callar, se dejo callar, se impidió hablar. Nadie hoy en día puede imaginar el sufrimiento de aquellos deudos que buscan a sus parientes, soñando quizá encontrarlos vivos, cruel comedia con personajes horrendos y siniestros, con directores de operetas baratas, con un publico ensimismado y crédulo, capaz de encerrarse en una burbuja y olvidar en silencio para volverse a equivocar. No sentir su dolor, no conmoverse con su llanto, con aquellas lágrimas que cruzan sus rostros, dejando surcos imborrables de cansancio, desazón y traición. Acaso, la traición de aquella sociedad que les dio la espalda cuando mas los necesitaban, aquella que los mira de arriba hacia abajo, aquella que no les da los mismos derechos a todos por igual; solo cuando esto pasa, se pierde la condición de ciudadanos y se convierten en sujetos, y solo así se les puede matar sin que nadie reclame por ellos, sin que nadie se acuerde de ellos.

Han pasando 25 años de la masacres en los pueblos del ande y hasta el día de hoy, no hay ningún culpable, nadie sentenciado, muchos protegidos y si miles de inocentes victimas de la barbarie humana, del silencio cómplice y del olvido mentiroso. Porque olvidar es mentir y es engañar, querer decir a las generaciones venideras que no paso nada y peor aun; que era el costo necesario de nuestra paz y democracia actual. No señores del opus dei, no religiosos oportunistas de la fe católica, no gobiernos de turno sin voluntad sincera, no militares inmunes, no jueces corruptos, la verdad no se olvida, la verdad no se calla, ni se permite hacerla callar. Un humilde carpintero de Nazaret alguna vez dijo: “aun si ellos se callan, las piedras hablaran”. No, millones de veces no. ¿Cuantos años más tenemos que esperar?

Los vivos que después de tantos años buscan a sus muertos no merecen esto, no lo merecían antes, ni lo merecerán después. Nunca más el olvido y el silencio que permite vejámenes a nivel mundial.

Al fin de la batalla,Y muerto el combatiente, vino hacia él un hombreY le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!"Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Vale más la vida cómoda y la imagen publica de un militar que la vida de un miserable indio a miles de kilómetros de Lima sin luz, ni agua, La justicia no es para todos igual, porque no se investiga a los que están en el poder. Es posible acaso que un presidente no haya sabido nada de las matanzas en los penales o que algún otro, que hoy descansa en paz, no haya conocido las ejecuciones extrajudiciales en los cuarteles, acaso ser indio, campesino, cholo, quechua-hablante y pobre es sinónimo de abuso, castigo, vejamen, muerte y olvido.

Aun cuando todos creíamos que la cifra de las victimas durante la época del conflicto en que vivió el país, era de 25,000, entre asesinatos extrajudiciales, desapariciones forzadas y demás. Hoy se sabe que fueron alrededor de 70,000. 45,000 victimas mas de la violencia que pasaron por nuestras narices y no los vimos o no los quisimos ver. Un Estadio Nacional entero desapareció sin que nos diéramos cuenta. Tenia que llegar a Lima, para volver el rostro a fijarnos en nuestros hermanos de los pueblos del interior del país. Cruda realidad, que golpea incansablemente hasta el día de hoy.

El castigo a los terroristas debe ser contundente y ejemplar, pero más aun debe ser el castigo a aquellos militares que representando al Estado y abusando de su poder, atacaron inocentes, asesinaron sin compasión niños y ancianos, violaron mujeres y exterminaron pueblos enteros, con engaños y falsas promesas de protección. Las instituciones militares deberían extirpar estos personajes que se enquistan y acrecientan como gérmenes dentro de ellas, aquellos “militarcillos”, que desprestigian y los hacen ver como enemigos y no como parte de la sociedad, capaz de brindar seguridad y defensa cuando lo necesitemos. Las Fuerzas Armadas no deberían pedir contiendas de competencia para delitos contra una población de civiles y la Corte Suprema debería saber que el abuso a la ciudadanía no es parte de las funciones de un militar. Más si, la traición a su patria.

Hoy que se cuestiona tanto los Derechos Humanos. Que para algunos religiosos de la dictadura; son una cojudez y para algún ministro son golondrinas que no hacen un verano, entendemos por que en el gobierno hay tanta gente que tiene las manos y la conciencia bañada con sangre inocente. De otra forma no se explica, como podemos tener un ministro que voto a favor de la amnistía que liberó a los criminales del grupo colina y que beneficio a militares, culpables de ejecuciones extra-judiciales, maltratos, vejaciones, torturas, detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas en Chuschi, Sillaccasa, Accomarca, Totos, Putis, Los Cabitos, Los Laureles, Ccarpaccasa, Socos, Cayara, Pucayacu, Los Molinos, Santa Barbara, Apiza, El Santa, Lucmahuaycco, Mazamari, Capaya, estudiantes de las universidades del Centro, San Marcos, Católica y La Cantuta, entre muchos otros que están probados y otros que faltan por investigar. Será posible acaso que ya lo hayamos olvidado.

Le rodearon millones de individuos,Con un ruego común: "¡Quédate hermano!"Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Es fácil abusar del débil, burlarse del caído, cuestionar sus derechos, cuando todos te protegen con un equivocado espíritu de cuerpo, para permitirte hacer lo que no te harías a ti mismo. Desgraciadamente para ellos, las violaciones a los derechos humanos que son delitos de lesa humanidad no prescriben, ni prescribirán, mientras haya un solo ser humano de buena voluntad que impida esto, que critique, que investigue, que no se le permita callar, que no se le quiera callar. Porque el silencio duele, porque al final mata, y el silencio es olvido, pero el olvido no permite el perdón.

Y la ignorancia es atrevida y soez, es burda y simple porque esta en boca de todos y expuesta a salir para defender lo indefendible, para callar lo que no queremos oír. La ignorancia es hermana del olvido y enemiga de la justicia y del perdón. Y si queremos ser Nación, esta prohibido ignorar y menos aun callar, hablar con la verdad nos hará mejores y defenderla nos ayudará a corregir nuestros errores.

La verdad siempre llega y busca un espacio por donde salir a la luz, para finalmente quedarse. Y es ahí donde se oirá el llanto y crujir de dientes de todos los traidores de la verdad, de aquellos que no quisieron develarla y de los que se volvieron cómplices, porque culpable no solo es, el que ejecuta, sino también el que ordena y también aquel que sabiéndolo, calla. Y si hay un infierno, como en el de Dante, el mas tormentoso y terrible esta destinado para los traidores.

Y algún día iremos todos en busca de la verdad, para que el cadáver conmovido, se levante y camine.

jehú

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